El pozo de Tooru

"Which is why I'm writing this book. To think. To understand. It just happens to be the way I'm made. I have to write things down to feel I fully comprehend them."

Comienza 2020

Ya ni me acordaba que tenía esto abierto. He releído el último post y ha habido muchas novedades desde entonces, todas buenas.

Las preocupaciones parece que van quedando atrás y espero que no vuelvan. Finalmente logré la acreditación y hay varios frentes abiertos en la universidad, todos ilusionantes.

Últimamente estoy disfrutando mucho de la lectura, cada vez los niños son más grandes y puedo sacar un rato de vez en cuando para sumergirme en una novela. A final de año leí Loba negra, de Juan Gómez Jurado, es la continuación de Reina roja, que fue un enorme éxito el año anterior. Me ha gustado mucho, es muy ágil y la trama es muy intrigante y entretenida. Creo que este hombre tiene mucho mérito, no es nada fácil contar una historia tan bien hilvanada y hacer que el lector no quiera terminar el libro.

También leí la última de Murakami, La muerte del comendador, editada en dos tomos. A mí me ha gustado, aunque no soy objetivo, pues la literatura de este hombre me resulta particularmente atractiva. No obstante, creo que la extensión es excesiva, probablemente si se hubiera concentrado la historia en la extensión de un único tomo, me habría gustado más. En cualquier caso, leyendo esta historia me quedo con las ganas de entender mejor el mensaje que hay detrás de cada personaje y cada historia. Creo que es evidente que hay muchas metáforas, pero muchas se me escapan. Por ejemplo, la historia de la huida del hospital a través de un mundo subterráneo (al que se refiere en más de una ocasión, precisamente, como el mundo de las metáforas) creo que tiene que ver con el proceso creativo de un artista, que es lo que subyace en todo el planteamiento de la historia, pues esta relata la vida de un pintor que, tras una crisis personal, abandona su trabajo como retratista por encargo y se instala en una casa alejada de la ciudad, donde siente ganas de pintar otro tipo de obras. Sin embargo, existen muchas referencias que no termino de entender, ¿qué representan el comendador, doña Anna y cara larga?, ¿la presencia del búho en la casa tiene algún significado? Hace poco leí en un reportaje que los libros de Murakami son un trampantojo, bajo su lenguaje sencillo y su literatura de fácil lectura, se esconden temas muy complejos, y creo que es cierto.

Después comencé el año con Trafalgar, de Benito Pérez Galdós. Tengo la intención de, a lo largo de este año, leer la primera serie de los Episodios Nacionales. Un amigo de mi padre decía que era importante leerlos si se quería entender la historia reciente de España. Trafalgar es el primero y me ha gustado. Quizá la jerga naval que se maneja me resulta árida, pero entiendo que es necesaria en un relato de la batalla de Trafalgar, pero lo que sí es cierto es que los personajes están muy bien construidos y retratados. Además transmite muy bien la sensación de decadencia que se debió de vivir en España por aquel entonces, con un imperio español de capa caída y a merced de la nueva potencia europea que era Francia.

Finalmente, esta semana he comenzado con Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu. Leí hará un par de años Patria y me maravilló, mucho. Ahora esta serie de relatos cortos, todos en torno al conflicto de ETA, también me está gustando mucho. Es anterior a Patria y coincido con muchas opiniones que he leído por ahí, me parece que se ven muchos de los temas y perfiles de personajes que luego configurarían la historia de Patria. Este hombre escribe admirablemente bien y sus historias están narradas con mucha sensibilidad. Su forma de escribir, adaptándola al habla común, me ha recordado mucho a Miguel Delibes, que también era un maestro en esto (probablemente Cinco horas con Mario sea el mejor ejemplo que recuerdo).

portadas_libros.jpg

Update 24/03/2019

Están siendo unos meses complicados, tanto que ni me acordaba de que tenía esto abierto. Personalmente han sido tiempos difíciles y aún queda mucho por aguantar, pero todo pasará, eso seguro. Pero prefiero no hablar mucho de esas cosas, no merece la pena.

En lo profesional la cosa va bien. Este año tengo tres congresos, uno en Sevilla, otro en Bayona, Francia, y otro en Praga. El primero, el de Sevilla, es dentro de dos semanas y aún no he podido preparar la presentación. En cuanto al de Bayona, tengo pendiente terminar la comunicación y enviarla antes de final de mes. Esta semana quiero dejar todo rematado para quitarme preocupaciones de la cabeza que luego me vuelven loco.

Además, tengo entre manos varias cosas que me ilusionan, entre ellas dos colaboraciones con mis antiguos compañeros de Madrid y un tema que estoy impulsando yo en Linares, para el que estoy en plena búsqueda de financiación.

Como decía antes, dentro de dos semanas asisto al GEF en Sevilla, es siempre una ocasión de aprender de otros investigadores españoles especializados en mi campo, y también de disfrutar y reencontrarse con colegas que ya conoces. Justo cuando regrese voy a comenzar a preparar la solicitud de la acreditación para Profesor Titular y creo que tengo bastantes garantías de que salga adelante. Si es así, mi situación en la universidad estará muy asentada y podré empezar a respirar más tranquilo. Como decía al principio, parece que en lo profesional la cosa va bien.

En cuanto a otros asuntos, últimamente he estado disfrutando de Black Mirror y, en mi opinión, la mayoría de sus capítulos son una verdadera joya. También he descubierto recientemente el mundo de los podcast y estoy bastante enganchado a “Aquí hay dragones”, “Todopoderosos” y “Cinemascopazo”. Con ellos siempre aprendo algo nuevo y me lo paso de maravilla. Muy recomendables.

Hoy Inma y yo hemos ido al cine después de muchísimo tiempo. Hemos visto “Dolor y Gloria”, la última de Almodóvar, y nos ha encantado. Creo que puedo afirmar con seguridad que es una de mis películas favoritas de Almodóvar, al nivel de “Todo sobre mi madre” y de “Volver”. También creo que los actores están maravillosos. Por supuesto, Penélope Cruz, que parece nacida para este tipo de papeles, pero sobre todo Antonio Banderas y Asier Etxeandía. No me extrañaría que a Banderas y a Etxeandía les cayeran algunos premios por esta película, están sublimes.

dolor_y_gloria

Final de clases

Ayer terminé las clases y tengo una gran sensación de liberación. Todavía queda mucha tela que cortar, pues los exámenes empiezan la semana que viene y los alumnos de los Trabajos de Fin de Grado empezarán a llamar a la puerta con más insistencia de lo que lo han hecho hasta ahora, de modo que andaré bastante liado con correcciones y reuniones durante las próximas semanas. En cualquier caso, no tener clases es un gran alivio.

Llevo meses trabajando en un tema de investigación que me interesa mucho; tiene que ver con la adición de fibras a matrices de yeso y ya empezamos a tener resultados interesantes. Además espero que esta semana o la que viene, Jaime, que fue director de mi tesis, me envíe una información para arrancar con otro tema completamente diferente. La verdad es que estoy ilusionado con ambos asuntos y con el fin de las clases voy a poder meterme de lleno con ellos.

Martín y Julio están preciosos, el primero según el día está bastante sinvergüenza, el segundo muy chillón, acaba de descubrir su voz y le encanta oírse.

He empezado a leer «Funny girl», de Nick Hornby, no llevaré ni la tercera parte del libro, pero no me está gustando tanto como pensaba. El libro está ambientado en el Londres de mitad de siglo XX y la protagonista es una guapa chica de provincias que va a la capital con el sueño de trabajar en televisión. Cuenta su historia y resulta entretenida, pues Hornby tiene una habilidad especial para los diálogos ágiles e ingeniosos, pero no termina de engancharme.

funny_girl

Por cierto, mañana nos pasan a Inma y a mí el relevo como presidentes de la comunidad de vecinos… espero que no nos dé más guerra de lo debido.

Update (abril de 2018)

Desde que en Noviembre llegó Julio a nuestra familia Inma y yo hemos dejado de tener tiempo libre, por eso esto está tan abandonado.

Julio está precioso y es muy bueno. Los primeros meses de vida de Martín fueron muy complicados porque tuvo problemas gástricos que le/nos hacían la vida imposible; con Julio no hemos tenido ese problema y se porta de maravilla, es un angelito. Martín, por otra parte, está que no para y su madre y yo le seguimos el ritmo como buenamente podemos, pero ¡es tan complicado!

Martin_y_Julio

La vida en Linares sigue tranquila y, después de dos meses de lluvias, tan deseada por otra parte, ahora no vemos el momento de que empiece a salir el sol y a disfrutar un poco de la primavera.

En la universidad todo va bien, quedan sólo cinco semanas de clases y, aunque después llegarán los exámenes y los TFG, podremos respirar un poco y dedicarnos con más ahínco a la investigación.

Este año parece que la cosa marcha bien; ya he conseguido publicar dos artículos, hay otro enviado y al final de esta semana quiero dejar dos más terminados pendientes de enviar a las revistas correspondientes (no creo que me vuelva a ver con tanta producción en mucho tiempo…). Estoy deseando dar carpetazo a estos flecos que aún colean porque tengo por delante dos temas de investigación que me apetecen muchísimo. Uno viene a sugerencia de mi antiguo jefe, mi director de tesis en la UPM, y tiene que ver con la programación de código en MatLab para simular el transporte y deterioro del hormigón en ciclos de hielo deshielo cuando el material está parcialmente saturado y el otro con la adición de fibras a mezclas de yeso. Este último lo estoy impulsando yo desde hace unos meses y estoy deseando poder meterme de lleno con él; he pedido una beca de investigación del BBVA y espero conseguir financiación para desarrollarla. Creo que tiene bastante potencial, de hecho la semana que viene la Universidad de Jaén ha organizado una jornada en la que algunos investigadores nos reuniremos con empresas del sector cerámico de la provincia para ver si existen intereses comunes y podemos iniciar líneas de colaboración.

¿Mis aficiones?, pues prácticamente aparcadas del todo, salvo la lectura, que he retomado hace unos meses. No es que lea mucho, sólo media hora antes de dormir, pero estoy disfrutando mucho con ello. Ahora estoy leyendo un libro de Antonio Muñoz Molina que hace tiempo tenía pendiente. Es un ensayo que escribió hace cuatro o cinco años, se titula «Todo lo que era sólido». En él, Muñóz Molina reflexiona sobre los desmanes que tuvieron lugar los años anteriores a la crisis y cómo ellos nos han llevado a la situación que tenemos ahora. Es un texto que hay que leer con cierta perspectiva, ya que fue escrito en 2013, cuando muchos teníamos una preocupación muy grande y muy seria por que gran parte de lo que damos por hecho saltara por los aires: Seguridad Social, educación pública, pensiones… No es que ahora estemos mucho mejor, de hecho el problema de las pensiones está más presente que nunca, pero creo que la sensación de tensión extrema que vivíamos en 2013 no la vivimos ahora. En mi opinión, a este país le hace falta un cambio de gobierno que reconduzca algunas cosas cuanto antes; probablemente la alternancia de gobiernos de uno y otro signo político sea bastante deseable, visto lo visto estos años. Volviendo al libro de Muñoz Molina, estoy disfrutando mucho por dos motivos: lo bien escrito que está y lo bien que expresa muchas de las ideas que yo también comparto. Da gusto cuando alguien pone en palabras tan claras y precisas algunas ideas que uno tiene pero no sabe expresar fácilmente.

todo-lo-que-era-solido

 

Un poco harto

¿No causa hartazgo tanta noticia sobre Cataluña? Sí, sé que es un tema importante, pero me tiene frito, de verdad. A ver si se acaba pronto la historia y podemos volver a respirar tranquilos. Estas semanas me he acordado mucho de una frase magnífica de Bunbury en su fabulosa canción ‘El extranjero’, de 1999 (casi 20 años ya, ¡por dios, cómo pasa el tiempo!):

Los nacionalismos, ¡qué miedo me dan!

También me ha encantado una frase de Wyoming en El Intermedio de hoy. Despueś de poner imágenes de Vargas Llosa hablando en Barcelona en la que se dirigía a la enorme cantidad de gente reunida, portando banderas y gritando eslóganes patrióticos, diciendo que los nacionalismos sólo habían traído guerras a Europa y al mundo, va Wyoming y suelta algo como «Vargas Llosa es un tipo muy valiente, hay que tener narices para criticar los nacionalismos delante de miles y miles de individuos portando banderas» Lo dicho, los nacionalismos, sean los que sean… ¡qué miedo me dan!

Estos días estoy comenzando con It, de Stephen King, digo comenzando porque va para largo… Me está gustando mucho y, por el momento, me tiene más intrigado que aterrorizado. Desde luego ese señor tiene una mente increíble y retorcida, ¡la de historias macabras que se le han ocurrido y lo bien que las sabe contar!

También hoy he dado con un artículo que acaba de publicar Pérez Reverte, además de estar de acuerdo en muchas cosas de las que dice, tiene alguna frase que me ha hecho reír, como esa de :

«Nada hay más tranquilizador que la estupidez compartida, global, en un mundo donde, ya desde la más remota antigüedad –y ahí seguimos–, juntas a un fanático o un malvado con 1.000 tontos y, matemáticamente, obtienes 1.001 hijos de la gran puta.»

Cambiando de tercio, yo siempre he trabajado con música, incluso cuando estudiaba en la universidad. Siempre he leído que para estudiar uno tiene que tener un entorno luminoso, limpio, ordenado y silencioso… bueno, a mí esa fórmula está claro que no me funciona. En mi época universitaria creo que no cumplía ninguna de las cuatro, ahora lo de luminoso empieza a serme necesario… serán los años. Pero bueno, a lo que iba, estos días estoy en pleno proceso de escritura de varias cosas; artículos, informes, comunicaciones… Por ello estoy escuchando música a todas horas, no concibo hacer algo así sin tener música de fondo. A todo esto, soy un enamorado de las versiones, me encanta descubrir canciones versionadas de las maneras más diversas, así que de vez en cuando me da por indagar en Spotify y ver con qué me encuentro. Hace un par de semanas di con una canción que me alucinó. La cantaba Ryan Adams y sonaba preciosa. Estuve varios días poniéndomela una y otra vez hasta que me picó la curiosidad y busqué de quién era la canción original… Taylor Swift, flipé. Ambas versiones no tienen absolutamente nada que ver, parecen otro mundo, donde Taylor Swift interpreta una canción pop pegadiza y resultona, Ryan Adams se marca un tema intimista y muy hermoso. Lo curioso es que indagando más, me he enterado de que Ryan Adams incluyó este tema en un álbum que era un experimento bastante alucinante: el tipo realizó un álbum de versiones canción a canción del álbum completo 1989 de Taylor Swift.

Aquí la versión de Ryan Adams:

Update (Septiembre de 2017)

(Lo que sigue es un montón de ideas sin ningún orden: desde que comencé el blog hace ya un montón de años, lo concebí, entre otras cosas, como un lugar donde volcar las ideas y preocupaciones que pasaban por mi cabeza, sin necesidad de que fueran interesantes para nadie más… Una vez mi amigo Carlos me recomendó escribir en un determinado momento complicado de mi vida, me dijo que me ayudaría y sí, creo que escribir ayuda y, sobre todo, es una ocasión estupenda para ordenar las ideas. Lo que quería con todo esto es advertir del texto caótico que vendrá más abajo.)

Estamos terminando Septiembre y las semanas vuelan. Esta semana estoy de Rodríguez en Linares; Inma y Martín se quedan en Bujalance y aprovecharé a trabajar un poco más de lo normal en previsión de la baja por paternidad que cogeré a principios de Noviembre. Sí, aún no tiene nombre pero, efectivamente, dentro de poco más de un mes todo volverá a estar patas arriba por la llegada de un hermanito para Martín.

Por otra parte, está siendo un comienzo de curso relativamente tranquilo, sólo impartir una asignatura y ser ya el tercer año en hacerlo hace que las cosas vayan más fluidas. De hecho, la investigación va viento en popa: dos artículos enviados, a la espera de la respuesta de los revisores, y uno que comienzo a escribir mañana mismo. El artículo en cuestión es el del modelo que me ha tenido frito algo más de año y medio, pero estoy muy satisfecho con el resultado. Creo que es el trabajo del que más orgulloso estoy desde que empecé el doctorado.

Cambiando de tema, este verano retomé con ganas mi afición por la lectura, desempolvé mi Kindle y empecé a darle cera. Comencé las vacaciones leyendo «Matar a un ruiseñor» y no me decepcionó en absoluto, es una novela muy recomendable con una historia muy curiosa detrás. La escribió Harper Lee, una periodista (curiosamente, estuvo relacionada con Truman Capote, de quien era amiga y con quien colaboró en parte de su investigación para el fabuloso libro «A sangre fría») que escribió esta novela en 1960, que ganó el premio Pullitzer con ella y que no volvió a publicar ninguna novela hasta 2015, año en que salió «Ve y pon un centinela», escrita antes que la primera pero guardada en un cajón hasta casi 60 años más tarde.

Después leí «El juego de Gerald» de Stephen King, y pasé miedo. No es de sus mejores novelas, para mí peca de excesivamente lenta (con la mitad de extensión sería mucho más amena y eficaz) pero no me disgustó. Recuerdo que me enganché a la lectura con libros de John Grisham y con Stephen King. Durante mucho tiempo King ha sido considerado un mal escritor, aunque últimamente no paran de surgir figuras reivindicando sus obras. Para mí es un escritor sublime, no creo que sea fácil crear terror a través de una novela, sin el apoyo de la imagen y la música que tiene, por ejemplo, una película de cine, y este tipo lo consigue. El primer libro que leí de King fue «El misterio de Salem’s Lot» y me impactó muchísimo. King es turbador.

Después he leído «Juan Salvador Gaviota», que me ha decepcionado mucho. Había oído hablar mucho de él y se supone que es una gran metáfora sobre cosas muy profundas… para mí ha sido una fábula entretenida pero sin mucho más que destacar. Por lo menos es corta.

También leí «Martes con mi viejo profesor» y disfruté mucho. Es un libro que recoge las entrevistas que tuvo un periodista estadounidense con un antiguo profesor de la universidad cuando supo que éste había contraído la ELA y estaba a punto de morirse. Es un libro bonito y que hace pensar. Y si uno es padre, el mensaje de «valora lo que de verdad es importante en la vida» cala hondo de veras.

Dejo para el final otra novela que hacía tiempo deseaba leer y que me ha impactado como ninguna otra en mucho tiempo: «Patria», de Fernando Aramburu. Llevaba meses leyendo sobre ella, que si era la novela del año, que si había ganado tal o cual premio… y habiendo leído la sinopsis me entró el gusanillo. La novela me ha sorprendido enormemente y me ha descubierto un autor que desconocía y que me ha ganado completamente. Desde que descubrí a Murakami no había experimentado algo parecido. La novela presenta a dos familias de un pueblo guipuzcoano que han sido amigas de toda la vida, los padres son amigos inseparables tanto en las partidas de mus como en las salidas en bicicleta los fines de semana y las madres, etxekoandreak que comparten todas sus preocupaciones y chocolates con churros en el Casco Viejo donostiarra los fines de semana. Estas familias se ven separadas por la muerte de uno de ellos a manos de ETA, con la sombra de la duda de si el hijo de la otra familia ha sido responsable del atentado. Mi madre me dijo que la leyó y le gustó mucho, pero que le pareció triste. Cuando pregunté a mi padre, me dijo que no había querido leerla, que después de tantos años con tantas cosas alrededor, prefería no tener que revivir ciertas sensaciones. El caso es que estoy de acuerdo con los dos, la novela es excepcional y es triste, y también describe de una manera sorprendentemente acertada el clima y la vida en el País Vasco durante los años de ETA. Yo no viví directamente muchas de las cosas que se cuentan en la novela, otras sí, pero recuerdo perfectamente oír a amigos y a mis propios padres cosas que impregnan la novela de principio a fin. Creo que esta crítica de Babelia explica muy bien lo especial que resulta esta novela, empezando por la originalísima manera de narrar que tiene su autor (si la leéis lo comprenderéis).

patria.jpg

Uno de los personajes de la novela es un etarra que, durante su tiempo de encierro en una cárcel andaluza combate éste tarareando una canción de Mikel Laboa, una melodía famosísima en el País Vasco y que a mí me parece preciosa. Probablemente eso sea lo único que tenemos en común el citado personaje y yo. La traducción de la canción sería algo como esto:

Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
 
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro.

 

Viendo la luz al final del túnel

Los últimos meses han sido complicados. Aquí, en Andalucía, los Ayudantes Doctores tenemos una cantidad de docencia exagerada y casi no tengo tiempo para dedicarlo a mi investigación. Cada vez que coincido con alguien de una universidad no andaluza, pregunto por su carga docente y es para echarse a llorar, aquí nos tienen fritos a clases, con aproximadamente el doble de carga docente que en otros sitios…

No obstante, llevo unas semanas muy contento, parece que un modelo en el que llevo trabajando más de un año ha comenzado a funcionar. Comencé a trabajar en él a principios del año pasado y he invertido en él un montón de horas, prácticamente es mi trabajo de investigación de todo un año, y hasta hace un mes tenía el ánimo por los suelos, habiendo estado a punto de abandonarlo en dos ocasiones. El problema era, finalmente, mi falta de dominio del cálculo tensorial (hablando con un profesor compañero de la Escuela de Caminos de Madrid, coincidimos siempre en eso: de matemáticas en general no vamos mal, pero de tensores…¡ay los tensores!, en eso tenemos una importante laguna). Pero ahora todo funciona y, si todo va bien, en junio y julio podré escribir el borrador de un primer artículo sobre este modelo; espero que sea el primero de unos cuantos más.

Desde la vuelta de las vacaciones de Navidad, Inma y yo hemos estado hasta arriba de trabajo. Yo, con mis clases, he llegado a tener problemas con la garganta, pues he llegado a impartir 8 horas diarias de clase, cosa que es una verdadera barbaridad, se mire por donde se mire. Inma, por su parte, ha estado asistiendo a las clases del máster y ahora está terminando las prácticas; después le quedará realizar su TFM y podremos respirar tranquilos. Y bueno, Martín está grande, guapo y listo, ¡qué voy a decir yo!… pero es la verdad.

Estoy deseando que llegue el final de las clases como agua de mayo, sólo quedan tres semanitas y empezaré a estar más liberado de mis obligaciones docentes. La verdad es que está siendo un curso interesante, lleno de nuevas experiencias: he publicado mi primer libro de estructuras junto con un compañero de la UPM, me han concedido mi primer Proyecto de Innovación Docente y hemos realizado la primera jornada de estructuras en la Universidad. Durante ésta última, invitamos a tres investigadores para que nos contaran su experiencia en temas francamente interesantes y celebramos el primer concurso de puentes construidos con pasta, que fue todo un éxito.

Estar aquí, un campus más pequeño, tiene sus limitaciones y una enorme carga de trabajo, pero también es cierto que me permite hacer las cosas como yo quiero… y creo que no las estoy haciendo mal, al menos a los alumnos les veo motivados y aprendiendo mucho, que es lo importante, ¿no?

Lo que hecho en falta es, sin duda, tener tiempo para algún hobby, o por lo menos para ir al gimnasio un par de veces por semana. Seguro que cuando terminen las clases podré hacerlo, será cuestión de organizarme, pero ahora mismo no veo el momento. Le voy a preguntar a Martín si quiere salir a correr conmigo, ¡aunque lo mismo me deja atrás!

(Aunque la imagen sea una porquería, aquí tenéis uno de los puentes a concurso que mencionaba antes, una verdadera virguería, ¿verdad?)

IMG_20170421_183639

Uf, ¡qué año!

Llevo sin escribir por aquí una barbaridad de tiempo, y es que la vida se complica y uno deja de tener tiempo para hacer tantas cosas.

Hace un par de meses, a punto de terminar el año, en muchos sitios se hablaba de 2016 como el año más nefasto en décadas, recordando el Brexit y la elección de Trump como hechos históricos de los que nos avergonzaremos en el futuro. Estoy de acuerdo.

Para mí ha sido un año muy intenso. La llegada de Martín nos ha sumido a Inma y a mí en una vorágine de la que es difícil escaparse. Los días tienen menos horas de las que deberían y las noches son demasiado cortas, pero es Martín lo mejor que nos ha pasado y no sabríamos vivir sin él, así que no hay queja, solo ojeras, sonrisas y abrazos, muchos abrazos.

En lo laboral, Inma está inmersa en un máster para capacitación como profesora de secundaria y yo trabajando más horas que un reloj en la universidad. Finalmente he conseguido publicar un libro para una asignatura junto con un profesor compañero de la Escuela de Caminos de Madrid, una ilusión que tenía desde hace años. Es cierto que me ha requerido un esfuerzo enorme desde marzo del año pasado hasta las navidades pasadas, pero da gusto verlo terminado.

Las clases siguen siendo excesivas, nos tienen asfixiados con tareas docentes y apenas nos queda tiempo para investigar, que es lo que nos permite consolidar nuestra situación en la universidad, así que mal, muy mal. Nos exigen una preparación excesivamente elevada, nos pagan poco y encima nos ponen trabas para lograr una cierta estabilidad laboral. Menos mal que me gusta lo que hago, si no ya habría mandado todo a tomar por saco hace meses. A pesar de todo y cual irreductible galo estoy rematando un artículo que llevaba estancado demasiado tiempo y tengo planes de rematar otro antes de verano, así que creo que no llevo mal ritmo.

Además estoy iniciando nuevas líneas de investigación con nuevos compañeros de la Universidad de Jaén y parecen muy prometedoras; me ha sorprendido muy gratamente encontrarme gente con tanta valía en una universidad pequeña como ésta, realmente hay gente con talento por aquí. Con un poco de suerte, estos primeros años serán duros pero llegaré a una situación de calma cuando consolide mi plaza.

Lo que realmente hecho de menos es la falta de tiempo para dedicarlo a mis aficiones, casi mi única ¿afición? es ver el programa Tips de La 2 después de bañar a Martín. ¿El gimnasio?, cero patatero, ¿la lectura?, casi nada, ¿el teatro?, aparcadísimo… confío en que a medida que pasen los meses pueda ir retomando aficiones, noto que necesito una cierta vía de escape para dejar de pensar sólo en trabajo todo el día.

Por lo pronto, este fin de semana, aprovechando que el próximo martes es festivo en Andalucía y que el lunes no tengo clases, nos vamos unos días a Fuengirola con mis suegros a airearnos un poco, que falta nos  hace.

Últimamente estoy recordando una fabulosa canción de Nueva Vulcano:

Y los meses pasan a la velocidad de la luz

Este primer cuatrimestre ha tocado a su fin. Han sido meses de mucho trabajo y, sobre todo, de mucho Martín, que a su madre y a mí nos tiene totalmente embobados.

Aunque sólo tiene cinco meses y tres días, está muy mayor, se ríe mucho y cada vez que ríe a su madre y a mí se nos cae la baba. Sí, puede resultar ñoño todo esto, lo sé, pero cuando uno es padre os aseguro que ya no lo es, creedme.

Las horas del día no me dan para todo lo que tengo que hacer, por eso ya casi tengo abandonado este blog, ¡con lo que a mí me relaja y me gusta escribir por aquí de vez en cuando! Ahora se avecinan meses de ajetreo, pues a las dos asignaturas que llevo durante el segundo cuatrimestre se le han sumado unas clases en un curso de Máster y mi firme intención de volcarme en mi investigación de nuevo, que está prácticamente abandonada desde que me incorporé a la Universidad de Jaén.

Mi día a día es un poco monótono, pues nos mudamos al nuevo campus en septiembre y todavía no tiene contrata para la cafetería, con lo que apenas tengo la oportunidad de charlar con nadie durante la semana…bueno, aunque bien pensado, si hubiera cafetería me faltaría tiempo para visitarla.

Inma y yo a menudo hablamos de las cosas que echamos de menos de Madrid y Praga. Sí, fueron tiempos duros, especialmente los de Praga, pero también estuvieron trufados de momentos y experiencias muy bonitas. Esta misma semana le comentaba a Inma que recordaba el parque de Letná, un parque alargado que llega casi hasta el Castillo de Praga y que transcurre paralelo al río; yo solía (bueno, quizá ‘soler’ sea un poco pretencioso…) salir a correr por allí cuando ya se hacía de noche y disfrutaba de unas de las vistas más espectaculares de la ciudad: iluminada, con el río cruzado por sus puentes y las torres de la Ciudad Vieja asomando entre los edificios.  Si todo va bien, ya tenemos pensado hacernos una escapada a Berlín, Praga y Viena dentro de un par de años, cuando Martín sea más grande y nuestra economía se haya recuperado un poco. Pero por el momento toca volver a la realidad, rematar los exámenes de enero y preparar las clases que comienzan la semana que viene. Poquito a poco.

Últimamente estoy recordando a Coldplay cuando hacían grandes temas.

Martín ya tiene un mes

Sí, Martín ya tiene un mes, el 16 de agosto nos cambió la vida para siempre a Inma y a mí y, a pesar de lo complicadas que están siendo estas primeras semanas, la sonrisa no se nos borra de la boca.
El lunes que viene nos instalaremos definitivamente en Linares y trataremos de llevar una cierta rutina en nuestra nueva casa, la que Martín nos deje. En un mes hemos tenido que hacer un curso acelerado en preparación de biberones, cambio de pañales y muchas otras cosas más; sé que es lo de siempre, pero de verdad que no me imaginaba que la llegada de un hijo pusiera todo tan patas arriba.
Martín es regordete. Martín es muy despierto. Martín tiene unos pulmones con una potencia que asusta. Cuando Martín tiene hambre, el mundo se para; es como su padre. Martín es mi hijo y es el niño más bonito del mundo.

Martín